En tiempos de la revolución francesa había muchos espías, así que tenías que tener cuidado con quién hablabas y dónde. Si de repente aparecía un niño perdido en una zona reservada o un carrito con un bebe y su biberón probablemente sería Richebourg que se había rasurado la cabeza...y es que este mini espía medía 53 centímetros.
Lo mejor de este hombre es que nunca fue pillado y murió tranquilamente a los 90 años de edad.
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