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lunes, 16 de junio de 2014

Olor a libro








- ¿A qué huelen los libros? – me preguntó mi hija de siete años mientras abría un libro y colocaba su naricita sobre sus páginas.
Sonreí.  La llevé al viejo despacho de mi padre. Ahí, casi a oscuras, seguía intacto su recuerdo. Libros, papeles, revistas y libretas. Una leve luz de sol, que se filtraba por un pequeño agujero de la persiana, nos señaló la libreta más fea, la más sucia y más raída por el tiempo. – Escribe lo que has hecho hoy, escribe lo que harás mañana y esta vieja libreta será un libro. Un libro que olerá a ti. Lo que más quiero -
Han pasado ya dos meses y mi hija, en la última línea de su día,  nunca olvida dar las gracias al abuelo. ¿Y yo? Bueno, yo la beso mientras duerme y abro la vieja libreta mientras la huelo.

@7iete

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