"Estábamos muy excitados de estar en el camerino con Johnny
Thunders. Axl se paseaba con sus ropas por ahí y Johnny se quedó mirándole y le
dijo" Y tú qué eres, ¿algún maricón ciclista?" Axl estaba que se
salía del puto techo" - Izzy Stradlin' narrando el encuentro con Johnny
Thunders.
Los Slade estaban en América y habían decidido que harían cualquier cosa para triunfar en ese País. Los Zepp estaban en New York y para hacerles más fácil la estancia les invitan a una de sus fiestas. Jim Lea ve a Bonham y para hacerse el simpático le dice al batería que les gustaría alcanzar el status que Zeppelin, los Kinks, los Who o los stones han alcanzado en América. Lea sonreía mientras la cara de Bonham cambiaba <<"¿Has comparado a esas bandas con nosotros?">> Y claro está, le empieza a perseguir con una barra de hierro mientras le amenaza de muerte. Lea se pasa horas escondido en una habitación hasta que el batería de Zepp se acaba de perder. Al día siguiente Bonham le saluda como si nada, pero Lea nunca le perdonaría ni olvidaría esa experiencia.
En los 70 los grupos de rock solían competir por quien era el más
grande, los egos estaban siempre a flor de piel y la combinación con las drogas
y el alcohol hicieron de esta década una gran fuente de anécdotas cachondas.
Uriah Heep no se quedaban nunca atrás. Durante la presentación de su disco
"High and Mighty" llenaron un avión de periodistas y se los llevaron
a los Alpes. Una vez allí, los llenaron de drogas y alcohol y en ese marco
incomparable les hicieron escuchar el disco. ¡Ah sí! para darle un poco de
ambiente a la localización del evento contrataron a gente que disfrazaron de osos
para darle más vidilla. ¿El fallo? nadie se lo dijo al batería, a Lee Kerslake,
quien se perdió un momento y cuando se encontró lo hizo delante de un gran oso.
Su reacción es la normal en estos casos, le dio una paliza al oso dejándolo KO.
Y es que no hay nada más peligroso que un batería de heavy metal.
Muddy Waters fue uno de los tipos más amables y agradables que te
podías echar a la cara. Siempre hablaba con todos, aconsejaba y tenía buenas
palabras. Sólo tenía un problema. El café. Waters siempre pedía café antes de
salir a tocar. Tenía que ser un café con cinco cucharas de azúcar y el azúcar
tenía que ser puesto cuando el café aun estaba en el fuego y sin leche, no
podías añadir leche porque el negro y el blanco no combinan bien - decía Waters. Y
pocas bromas, en una de éstas hizo llorar a un promotor porque no le hacía bien
el café, a cada café detectaba una dosis mayor o inferior de azúcar. El
concierto llevaba dos horas de retraso y el promotor diez cafés cuando Waters,
al onceavo lo dio por bueno y pudo empezar la actuación. Otra de esas veces
T-Bone Walker le gastó una broma al poner un poco de leche en su café, la
actuación empezó con una hora de retraso.
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